En el marco del Día Internacional de las Mujeres, analizamos la situación laboral de las mujeres en América Latina según el informe 2024 de la OIT y destacamos acciones prioritarias que las empresas pueden implementar para reducir la brecha de género.
Las mujeres en América Latina continúan enfrentando barreras significativas para su desarrollo profesional. La tasa de participación laboral femenina en 2023 fue del 51,8%, mientras que la de los hombres alcanzó el 74,4%. A pesar de que cada vez más mujeres acceden a la educación superior, la tasa de ocupación de los hombres con educación universitaria sigue siendo 11 puntos porcentuales mayor a la de las mujeres con el mismo nivel de estudios. Esta brecha se amplía a 32 puntos porcentuales en niveles educativos bajos.
Además, la carga de trabajo no remunerado sigue recayendo desproporcionadamente sobre las mujeres. A nivel mundial, 708 millones de mujeres no pueden participar en el mercado laboral debido a responsabilidades de cuidado no remuneradas. En América Latina, casi la mitad de las mujeres trabajadoras se encuentran en empleos informales, lo que afecta la calidad y estabilidad de sus ingresos.
A pesar de los avances en materia de equidad, las mujeres ocupan menos del 30% de los puestos directivos en la región. La brecha salarial también es un problema latente: en promedio, las mujeres ganan entre un 20% y un 23% menos que los hombres por el mismo trabajo.
Otros desafíos incluyen la desigualdad en sectores estratégicos como la tecnología, donde solo el 22% de la fuerza laboral está compuesta por mujeres. En la economía verde, la representación femenina es inferior al 25%, limitando su participación en oportunidades emergentes.
Para lograr una mayor equidad en el mercado laboral, las empresas pueden implementar medidas clave, tales como:
La igualdad de género en el trabajo es una cuestión de justicia social, y además un factor clave para el crecimiento económico, la sostenibilidad y la innovación. El sector privado tiene un rol fundamental para avanzar hacia la igualdad de género y pueden comprometerse activamente con políticas y prácticas más justas e inclusivas.
Que marzo el mes de las mujeres sea un motor para el cambio, y para seguir generando mayores oportunidades para todas las mujeres en el mercado de trabajo.