Esta es la inquietante realidad detrás del fenómeno de la “Renuncia Silenciosa” o “Quiet Quitting”, una manifestación donde las personas permanecen en sus puestos pero han dejado de contribuir con entusiasmo y creatividad.
Un estudio reciente de Workplace Intelligence indica que 2 de cada 3 colaboradores no están comprometidos con su lugar de trabajo, revelando un descontento generalizado, agravado por un entorno laboral cada vez más estresante, donde el 83% de la fuerza laboral reporta altos niveles de estrés, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Durante el último año, en Betterfly, nos hemos dedicado a realizar diversos estudios que permitieran a nuestros clientes y al ecosistema de Recursos Humanos tener herramientas y conocimientos que les permitieran brindar una mejor experiencia a los colaboradores. Uno de ellos nos reveló que el dinero ya no es el único motivador para el compromiso. Los incentivos no monetarios, como una buena cultura organizacional, un ambiente de trabajo positivo y un sentido de propósito, están siendo cada vez más importantes para mantener a los colaboradores comprometidos. Esta tendencia se ha observado especialmente en América Latina, donde el 55% de los colaboradores valora más el sentido de propósito en su trabajo que la compensación económica, según un estudio reciente de Deloitte. Además, si nos centramos en las nuevas generaciones, el 77% de la Generación Z considera que un trabajo con un propósito claro es esencial para su satisfacción laboral y bienestar, lo que subraya la importancia de adaptar la propuesta de valor de las empresas para generar engagement entre sus colaboradores.
Este cambio en la dinámica laboral presenta un desafío significativo para las organizaciones y para nosotros, como responsables de sus áreas de personas o capital humano, quienes debemos constantemente reinventar nuestras estrategias para mantener a las personas motivadas y conectadas en un entorno donde la tradicional relación entre trabajo y compromiso se ha desdibujado. Aunque muchas organizaciones han intentado revertir esta tendencia con programas de bienestar y actividades de team building, a menudo fracasan debido a un enfoque que no refleja la diversidad de las necesidades y aspiraciones de una fuerza laboral moderna. Un estudio de Gartner sugiere que solo el 16% de los programas de bienestar corporativo logran un impacto sostenible en la motivación de los colaboradores, subrayando la importancia de adoptar soluciones personalizadas que reconozcan la individualidad de cada persona.
Lo anterior lo hemos podido comprobar en el uso de nuestro producto. En nuestra plataforma, que personaliza seguros y beneficios corporativos, fomentando los hábitos saludables y con la posibilidad de generar impacto social, los resultados han sido contundentes: quienes utilizan activamente nuestra plataforma reportan un aumento del 30% en su satisfacción laboral y un 25% en su compromiso general. Evidenciando que una estrategia personalizada, que considera los intereses y necesidades particulares del individuo en cuanto a la protección y los beneficios, además de permitirle generar un impacto positivo en las personas y el medioambiente, es clave para contrarrestar el "Quiet Quitting".
Un caso de uso mostró que al personalizar los beneficios y ofrecer un recorrido gamificado, logramos reducir en un 40% los indicadores de "Quiet Quitting" entre los colaboradores. Este enfoque no solo mejoró el clima organizacional, sino que también se tradujo en un incremento del 20% en la productividad de los equipos involucrados, subrayando que la personalización y el bienestar son fundamentales para enfrentar este desafío.
Creemos que el "Quiet Quitting" es el reflejo de un cambio profundo en cómo las personas se relacionan con su trabajo y estoy convencida de que es que este reto representa una gran oportunidad para fortalecer el sentido de pertenencia y compromiso laboral a través de una propuesta de valor proactiva y personalizada, reconociendo a los colaboradores como individuos con intereses y necesidades propias; construyendo así entornos laborales más saludables y productivos, donde tanto los colaboradores como el negocio puedan prosperar en un círculo virtuoso de crecimiento mutuo. Derrotando así a este enemigo silencioso que ataca al corazón de lo más valioso que tienen las organizaciones: las personas que las integran.