
En los últimos meses escuché la misma frase repetirse en distintos espacios:
“La IA está cambiando todo… pero yo no sé por dónde empezar.”
Y es comprensible. Para la mayoría de las personas (y me incluyo), acercarse a la Inteligencia Artificial se siente como entrar a una reunión donde todos hablan un idioma nuevo. Palabras como modelos, agentes, automatización, prompts empiezan a aparecer, y con ellas una pregunta silenciosa: “¿Esto es para mí… o ya me quedé atrás?”
📊 A todas luces parece que la IA llegó para quedarse. Los datos hablan por sí solos:
La IA avanza a toda velocidad dejando una única certeza: Hoy, todos (con más o menos herramientas) debemos aprender sobre la marcha.
La transformación que vivimos no es solo tecnológica, es mucho más profunda de lo que pensamos. Muchas veces se pasa por alto que la adaptación al cambio empieza en nosotros. En lo que nos pasa cuando vemos, por ejemplo, que una herramienta como ChatGPT puede hacer en segundos lo que a nosotros nos llevaba horas.
Frente a esta realidad algunos sienten entusiasmo, otros vértigo. Para la mayoría, existe una mezcla de curiosidad, miedo y necesidad de no quedarse afuera.
Mientras las organizaciones anuncian nuevas herramientas y automatizaciones que prometen mayor eficiencia, las personas avanzamos por otro carril, procesando preguntas como: ¿Qué significa esto para mí? ¿Mi rol va a cambiar? ¿Voy a seguir siendo relevante? ¿Qué tengo que aprender? ¿Voy a poder? 🤔
Si liderás equipos, la lista es más larga: ¿Cómo puede la IA potenciar nuestra estrategia y acelerar nuestros objetivos? ¿Qué riesgos o escenarios futuros debemos anticipar? ¿Cómo acompaño a mi equipo en esta transición? ¿Qué nuevas habilidades vamos a necesitar desarrollar para trabajar con IA? Y un gran etcétera.
🧠 La clave: activar modo aprendiz
La IA nos confronta con nuestra relación con el aprendizaje, el error, el cambio y la sensación de “no saber”.
La IA está cambiando la relación de las personas con el trabajo. El valor que cada uno de nosotros aporta no desaparece ni se reemplaza, pero sí cambia de lugar. La IA nos potencia, pero hay que saber cómo utilizarla.
Cuando la información está a un clic de distancia, ya no importa tener todas las respuestas. Hoy las habilidades que marcan la diferencia son el pensamiento crítico, la creatividad y la capacidad de hacer preguntas.
Para adaptarnos, necesitamos lo que muchos autores llaman mentalidad fluida, solo así logramos:
👣 Entender que podemos aprender dando pequeños pasos.
🌀 Aceptar que no saber es parte del proceso.
🎨 Experimentar un poco cada día, sabiendo que no hace falta (y que hoy es francamente poco posible) tener todo claro desde el principio.
🚀 Entonces… ¿cómo empezar sin sentirse abrumado/a?
Acá van algunos tips prácticos que te pueden ser útiles:
⏳ 1. Empezá de a poco: Dedicá 10 minutos por día a probar algo nuevo. Elegí una sola herramienta para empezar y usala hasta sentirte cómodo/a. Las herramientas son intuitivas, lo difícil es dar el primer paso.
🧩 2. Apalancate en lo conocido: Sumá IA a las tareas que ya hacés por ejemplo redacción de mails, informes, resúmenes, etc.
📚 3. Usá los recursos de tu organización: Averiguá qué capacitaciones o espacios de aprendizaje hay disponibles… ¡y aprovechalas! (Spoiler alert: en DOXA podemos ayudar a tu organización con eso 😉)
📝 4. Evitá prompts demasiado cortos o vagos, da siempre contexto: Los modelos de IA funcionan mucho mejor cuando saben quién sos, qué necesitás, para qué lo necesitás y cómo querés que lo presenten.
🤝 5. Pedí ayuda y compartí aprendizajes: Aprender en equipo baja la ansiedad y achica la brecha digital.
🎉 6. Celebrá los microavances: Cada pequeña mejora construye confianza y hace que el proceso sea más liviano.
La transformación ya está en marcha. La pregunta no es si vamos a adoptar IA, sino cómo queremos vivir este cambio: Elijamos convertirnos en equipos que aprenden, que se reinventan y que lideran el camino.
