¿Sentís que tu día a día laboral te consume y te impide alcanzar tu máximo potencial? La era del multitasking y las reuniones constantes está llegando a su fin. La automatización puede ser una poderosa herramienta para liberar tu energía y pensar estrategicamente.
Hace algún tiempo Manu Ginobilli sorprendió en sus redes sociales compartiendo un libro que le cambió la vida: “Why we sleep”. Tiempo después el periodista Juan Pablo Varsky hizo de esa recomendación una columna que pueden encontrar en el portal infobae sobre cómo modificó sus hábitos a punto tal que renunció a su empleo.
“Dormir de forma habitual menos de 6 o 7 horas por noche destroza tu sistema inmunológico, multiplicando por más de dos tu riesgo de sufrir cáncer”.
El cansancio físico inevitablemente deriva en el mental y nuestro bienestar se vuelve un anhelo. Y nada de esto puede repercutir de forma positiva en ningún espacio y mucho menos en el laboral.
Sin embargo, algo que no deja de sorprenderme es que si hoy en día le pidiéramos asociación libre de productividad a la mayoría de las empresas (diría un amigo: “¡sus líderes! Las empresas no existen”) lo harían sobre agendas ocupadas, multitasking, urgencias, reuniones constantes.
Hay dos formas de abordaje: cambiar el mindset en organizaciones para pasar de tiempo a resultados (Sobre este tópico hay un muy buen podcast: “Cómo fabricar tiempo” donde Martina Rua y Pablo Martín Fernández explican algunos de estos puntos y van construyendo el nuevo mindset de los tiempos que corren); y por otro lado, encontrar soluciones a una exigencia que no nos da tiempo para nada.
Y ahí queremos poner el foco de hoy: es que en la era del "ahorro del tiempo" y de la búsqueda del impacto, la automatización aparece como una gran solución.
Automatizar no es más que eliminar aquellas tareas manuales y repetitivas. Esto nos va a permitir ahorrar tiempo y eventualmente aumentar nuestra eficiencia (la ecuación es sencilla: menos tiempo dedicado a tareas que hacemos una y otra vez de igual manera -es igual a- más tiempo para aquellas que requieren pensar más, ser más estrategicos y que incluyen factores variables).
El gran impacto que estamos viviendo es que todas las nuevas tecnologias estan permitiendo la automatización total de tareas rutinarias, bajos costos de transacción y una interconexión que permite la autoorganización de la complejidad a una velocidad sin precedentes. O resumido: nos simplifican los flujos, asegurando su funcionamiento e integración (lo que hace que sea mucho más accesible).
Como para tomar dimensión, así se proyecta la distribución del rol de HR marcado por la tecnología y automatización:
Spoiler: el foco estará en la profundidad del análisis y elaboración de estrategias, dejando de lado tareas transaccionales y operacionales, aumentando la participación activa de HR en la mesa del negocio (HRBP como P de "Player").
McKinsey & Co, por su parte, establece que ya hay algunas tendencias que vienen a competir con las "viejas reglas de gestión":
⦁ Más conexión. El “caos” emergente genera imprevisibilidad, tanto negativa como positiva, que las organizaciones tendrán que aceptar.
⦁ Automatización sin precedentes. Ya no necesitamos que los empleados actúen como máquinas. Se comienza a reveer cómo la gestión crea valor y mejora la eficiencia.
⦁ Menores costos de transacción. Cada vez más personas se autoorganizan en una economía de conciertos.
⦁ Cambios demográficos. La Generación Z (y más allá) simplemente no se comportará de la misma manera que las generaciones anteriores de empleados; sus demandas son fundamentalmente diferentes. Las empresas que no respondan no sobrevivirán.
La automatización no se trata de reemplazar a los trabajadores, sino de potenciar sus habilidades y liberar su potencial creativo. Parece hasta contradictorio pero: abrazar las nuevas tecnologías y transformar el trabajo en una experiencia más gratificante y productiva nos permitirá explotar nuestras habilidades más humanas.